Guillermo ESCOBAR / San Sebastián de los Reyes, Madrid / 29.08.2019
El día grande de las Fiestas de San Sebastián de los Reyes se presentaba apasionante para la Hermandad del Santísimo Cristo de los Remedios. Una cita, que cada 28 de agosto se convierte imprescindible para los miles de fieles que siguen con fervor y solemnidad cada acto que ocupa el casco histórico a lo largo de una jornada maratoniana que acabaría al filo de la medianoche.
Los festejos arrancaban desde muy temprano y, tras la ofrenda floral, a las 12 del mediodía se celebraba la Misa Mayor. Una ceremonia ineludible que siempre consigue que la Iglesia de San Sebastián Mártir se quede pequeña de tanta gente como se congrega en torno a la misma en una fecha tan señalada.
Por la tarde, los actos religiosos se retomaban con el ofrecimiento al Cristo de los niños nacidos a lo largo de este último año. Una fila enorme de papás y mamás se congregó a las puertas de la iglesia, para que fueran bendecidos y posaran junto a la imagen del Cristo.
Llegaba el turno de ir preparando el paso para la larga procesión nocturna que llevaría a la Hermandad a recorrer las principales calles del centro histórico de la ciudad. Marian, una vez más, se desempeñaba en su labor de encender con cariño y dedicación las velas del paso, una a una. Tras la subasta de las andas, y encabezando la procesión, el estandarte bordado en oro y seda, para abrir paso a un recorrido novedoso, que incluía algunas calles inéditas hasta la fecha en la historia de la procesión.
Hubo momentos para salves, vítores y música de la mano de la omnipresente Banda Municipal de Música, que ejerció un trabajo excepcional bajo la batuta de Jesús Vioque y sus músicos, que sabían dar paso de la manera más adecuada al silencio. Un silencio solemne y, en determinados momentos imprescindible, como en los que el paso realizaba giros complicados o maniobras que requerían una pericia especial del capataz y los encargados de dirigir la talla del Cristo en momentos cruciales como la incorporación a la Calle Real desde San Roque.
La llegada a la Plaza del Ayuntamiento fue uno de los momentos cumbres del recorrido, antes de encarrilar su llegada al punto de partida, la Plaza de la Iglesia, tras más de tres horas de procesión. Una exhibición de fuegos artificiales puso la guinda a un día para el recuerdo en el que el gran protagonista de la jornada fue el Cristo de los Remedios, en cuyo honor se celebran las fiestas de la ciudad.