Laura RODRÍGUEZ / San Sebastián de los Reyes, Madrid / 21.01.2020
El lunes fue, probablemente, el día más frío de estas fiestas patronales; el día central en torno al cual se desarrolla una fiesta sentida, familiar, con la que se escribe la historia más íntima de San Sebastián de los Reyes.
El 20 de enero, día de San Sebastián Mártir, amaneció gélido y ventoso, aunque el clima no desmereció una fiesta que, este año, con razón de más, tenía nombre propio.
La Peña San Sebastián que, tradicionalmente, porta la imagen del patrón en procesión por las calles de Sanse, cumplía exactamente cuarenta años fiel a este ritual, aniversario que celebró con una ofrenda especial de pañuelos y flores sobre las andas de San Sebastián.
Precedida por la Banda de Música de Sanse y acompañada por las autoridades y por numerosos vecinos que, bien abrigados, quisieron acompañarla, la imagen de San Sebastián Mártir salió a hombros de la iglesia que lleva su nombre y realizó, por tercer año consecutivo, un recorrido ampliado por el casco histórico de la ciudad.
Tras él, y antes de volver a la iglesia, un primer homenaje pirotécnico a cargo de Pirosanse.
Después, como manda la tradición, hubo baile en la plaza animado por la Banda de Música, al que se unieron muchos vecinos y vecinas. Y una mascletá final que volvió a anunciar a todos los madrileños que Sanse estaba celebrando a su patrón.